Por internet han circulado varios relatos que nos cuentan historias cortas, ya sean reales o ficticias, para que la gente reflexione y se dé cuenta que el aborto es un crimen.
Algunas de estas historias no son muy buenas y otras van acompañadas de fotos de fetos abortados, lo cual resulta muy desagradable. Se suele recibir todo esto mediante cadenas de emails y que frecuentemente es el mismo contenido repetido.
Sin embargo, aquí les dejo uno que leí hoy y me gustó mucho porque no lo había visto antes y lo considero el mejor que he encontrado hasta ahora:
Con un bebé de brazos, una mujer muy asustada llega al consultorio de su ginecólogo y le dice:
Doctor, por favor ayúdeme. Tengo un problema muy serio. Mi bebé aún no cumple un año y ya estoy de nuevo embarazada. No quiero tener hijos en tan poco tiempo. Prefiero un espacio mayor entre uno y otro.....
El médico le preguntó: Muy bien, ¿qué quiere que yo haga?
Ella respondió: Deseo interrumpir mi embarazo y quiero contar con su ayuda.
El médico se quedó pensando un poco y después de algún tiempo le dice: Creo que tengo un método mejor para solucionar el problema y es menos peligroso para usted.
La mujer sonrió, pensando que el médico aceptaría ayudarla.
Él siguió hablando: Vea señora, para no tener que estar con dos bebés a la vez en tan corto espacio de tiempo, vamos a matar a este niño que está en sus brazos. Así usted tendrá un periodo de descanso hasta que el otro niño nazca. Si vamos a matar, no hay diferencia entre uno y otro de los niños. Y hasta es más fácil sacrificar éste que usted tiene entre sus brazos puesto que usted no correrá ningún riesgo.
La mujer se asustó y dijo: ¡No, doctor! ¡Qué horror! ¡Matar a un niño es un crimen!
También pienso lo mismo, señora, pero usted me pareció tan convencida de hacerlo, que por un momento pensé en ayudarla. El médico sonrió y después de algunas consideraciones, vio que su lección surtía efecto. Convenció a la madre que no hay la menor diferencia entre matar un niño que ya nació y matar a uno que está por nacer, y que está vivo en el seno materno. ¡EL CRIMEN ES EXACTAMENTE EL MISMO!