Desde hace algunos meses hay una isla en el centro comercial San Marino de Guayaquil con la publicidad de una cadena de Hoteles DECAMERON en la cual al enseñar determinadas tarjetas de crédito (Visa, MasterCard, Diners y American Express), le dan al tarjetahabiente una raspadita con la cual uno se puede ganar un viaje gratis para una persona por ejemplo a San Andrés (Colombia) y además dan un juego de sopa de letras con la que el premio se hace para dos personas si resuelve el juego en un minuto.
Meses atrás ya nos habíamos acercado a esa misma isla en la misma ubicación del centro comercial en la cual decían que presentando cualquier factura de compra entregaban una raspadita y si éramos tarjetahabientes nos daban el doble para participar. En aquella ocasión no ganamos nada.
El día martes 21 de diciembre del 2010 que fui a pasear con mi familia al San Marino, mis padres “se ganaron” el viaje para dos personas. Entonces uno de los muchachos que atienden en esa isla nos acompañó en nuestro propio vehículo al World Trade Center, Torre B, Piso 6. Aquel muchacho llamado Luis era un estudiante de turismo de la FACSO (Facultad de Comunicación Social) de la Universidad Estatal de Guayaquil
En la oficina de Multi-Vacaciones DECAMERON nos recibieron con excesiva amabilidad en un ambiente con música por el pretexto de que la empresa estaba de aniversario y alrededor de 10 mesas con gente de traje formal que allí trabajan y, a pesar de la música de fondo, ninguno de ellos sonreía en lo absoluto.
También se encontraban allí, en la misma situación que nosotros, más o menos un par de “familias ganadoras” más.
Un joven llamado Jordy nos realizó una especie de tour mostrándonos una maqueta y cuadros de las instalaciones del hotel DECAMERON en Mompiche (Esmeraldas, Ecuador); luego nos llevó a un cuarto a ver un corto video acerca de dicha cadena de hoteles en lugares como San Andrés, Cartagena, Panamá, Santa Marta, Jamaica, etc.
Regresamos al salón de ambiente fiestero pero sin gente sonriendo y allí Jordy, luego su jefe y luego el jefe de su jefe, cada uno vestido más formal que el anterior, nos exhortaron agresivamente a afiliarnos a su programa de Multi-Vacaciones DECAMERON.
Después de dos horas de intensas técnicas agresivas para vendernos algo que no necesitamos, finalmente yo estaba en contra de realizar ese contrato que inicialmente nos daban un valor de 10,000 dólares para pagar durante 3 años (una parte con la tarjeta de crédito y otra parte firmando un pagaré) con lo cual se obtenía una tarjeta con puntos que se van descontando a medida que se va viajando; esos puntos sólo sirven para la estadía del hotel DECAMERON y no incluye: comidas, snacks, refrescos, bebidas, deportes, bar abierto, recreación e impuestos hoteleros; además los pasajes de avión hay que costearlos por cuenta propia; ese valor fue bajando 2 veces como parte de sus técnicas de manipulación y finalmente vino el jefe del jefe para ofrecernos una afiliación con un pago de 1,600 dólares diferidos con la tarjeta de crédito en ese momento y luego a partir de abril del 2011, cuotas adicionales durante 3 años por un saldo de 3,650 dólares.
Yo, que soy el más cuerdo cuando se trata de finanzas, me oponía y ya había votado que NO; otro familiar decía que lo quería pensar unos días; mi padre siempre dice que sí a todo lo que brilla; y mi madre hace todo lo que le dicen que haga. Entonces llegó el jefe y le avisó al jefe del jefe que el banco había aprobado el crédito de la tarjeta; la música aumentó su intensidad y habló en voz alta para que todos los que estaban en las 10 mesas alrededor se pararan a aplaudirnos por ser los nuevos afiliados. Ni siquiera se había firmado el contrato aún. El voucher ya estaba hecho.
Luego de los aplausos le leyeron rápidamente cada cláusula del contrato. Entonces ella firmó el contrato. Además firmó el pagaré por el saldo de 3,650 dólares a 36 cuotas mensuales aparte de los 1,600 dólares pagados con la tarjeta de crédito en ese momento (con intereses que no fueron mencionados por Jordy, ni su jefe, ni el jefe de su jefe).
Tres días después, luego de discutir ampliamente el tema en casa, yo, revisando los papeles que nos dieron, el recibo de los 1,600 dólares tiene 400 dólares más por concepto de Derechos de Programa tal y como dice la cláusula décimo segunda del contrato, a la cual no le dieron énfasis y/o se saltaron de leerla porque yo puse mucha atención a todas las estipulaciones y explicaciones y no se mencionó nunca esos $400. Pero lo que sí hicieron es meter bastante labia para distraer la atención de los precios: se dijo en tres ocasiones que cuánto es dos más uno… “estrés” es lo que le va a dar por tanto trabajar y no vacacionar.
La pregunta que queda por hacer es: ¿A cuántas personas DECAMERON S.A. las está engañando con el motivo de un viaje gratis para dos personas para luego persuadirlas agresivamente a que compren un PROGRAMA MULTIVACACIONAL que tal vez puedan pagar pero NO QUIEREN y sin embargo terminan afiliándose ya que son susceptibles e influenciables? Y esto está sucediendo en el centro comercial SAN MARINO de Guayaquil atrayendo tarjetahabientes de Visa, MasterCard, Diners y American Express.
Cuando a una persona la estafan dentro de una agencia bancaria con el método del “paquetazo”, ¿es culpable por ser susceptible e influenciable? ¡NO!, el delito lo comete el que persuade y engaña. Ocultar la verdad o decirla a medias también es mentir.
Esta historia continuará…